Preocupados por los niveles de CO2 que estamos alcanzado en la atmósfera, en esta ocasión hablaremos de lo que se conoce como granjas de carbono. Son extensiones de tierra o de mar que se presentan como una forma sistémica de capturar, procesar y almacenar grandes cantidades de carbono atmosférico y transformarlo en carbono orgánico.
Las granjas de carbono representan la solución Más Fácil, Más Rápida y Más Beneficiosa ante la actual sobrecarga de carbono atmosférico (CO2), y déficit en el suelo (carbono orgánico).
Un conjunto que configura una autentica realidad para dar respuesta al problema y a sus consecuencias. Una realidad que además es fácilmente monitorizable, que por lo tanto es objetiva y con una sólida base científica totalmente preparada para secuestrar grandes cantidades de carbono, pero también para mejorar la fertilidad de la tierra, aumentar su capacidad de retener agua y por lo tanto, abrir todo un proceso de desarrollo transversal con un alto y positivo impacto ambiental, pero también social, económico y cultural.
El carbono es la base estructural de la vida. Se calcula que existen 2.700 Gigatoneladas de él en el suelo del planeta. Eso es mucho más que todo el de la atmósfera (78 Gt) y el de la biosfera (575 Gt) juntos.
Nunca a lo largo de la historia de la Humanidad hemos tenido la necesidad de secuestrar el carbono en el suelo, y nunca hemos tenido que entender por qué lo tenemos que hacer. Hasta ahora, que viendo los niveles de CO2 que estamos alcanzando nos cuestionamos si podemos permitirnos el lujo de que nuestros coches, camiones y fábricas sigan emitiendo la cantidad de gases de efecto invernadero que elevan estos niveles. Pero, de hecho, estas emisiones humanas son sólo el 3% de la emisiones de GEI anuales. El otro 97% procede de fuentes naturales del planeta.
El carbono está almacenado en diferentes compartimientos. El compartimiento atmosférico almacena el carbono en forma de CO2. El agua almacena el carbono como bicarbonatos. Las formaciones rocosas almacenan el carbono como minerales como el carbonato de calcio. La biosfera está hecha con carbono y el suelo almacena el carbono como humus.
Entre los compartimientos hay transacciones que dan y toman carbono. La fotosíntesis, por ejemplo, es una transacción que toma carbono de la atmósfera y lo transfiere a la biosfera. Cuando nosotros vemos los niveles de CO2 subiendo sencillamente tenemos un desequilibrio entre la transferencia de carbono entre compartimientos. Por suerte para nosotros hay soluciones sencillas para secuestrar carbono con métodos de granja, que son relativamente asequibles y tienen efectos que se pueden percibir.
La manera más fácil de secuestrar carbono es en el suelo. Más específicamente con praderas y bosques de especies perennes que son los tienen el mayor potencial de almacenar carbono. En la actualidad hay grandes extensiones de praderas en Estados Unidos y Australia dedicadas al secuestro de CO2.
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